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[nettime-lat] [ATTAC] INFORMATIVO 104 - SOMOS TODOS PIQUETEROS


EL GRANO DE ARENA
Correo de informaci�n ATTAC n�104
Miercoles, 05/09/2001
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RTF : http://attac.org/attacinfoes/attacinfo104.zip
PDF : http://attac.org/attacinfoes/attacinfo104.pdf
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En este n�mero. S�ntesis

1. Somos todos piqueteros: Ante la embestida cada vez m�s descarada de
las finanzas contra los ciudadanos, un grupo local de Argentina llev�
a cabo una acci�n directa inspirada en las acciones de HIJOS.

2. Las preguntas de Do�a Rosa: A veces es dif�cil decir si los medios
colaboran interesadamente con los grupos de poder o si son realmente
tan ingenuos.  Las preguntas que Do�a Rosa le hubiese hecho al
establishment period�stico si hubiese tenido la oportunidad.

3. Comunicado de ATTAC Madrid: Se denuncia el esc�ndalo de Gescartera
como un ejemplo de criminalidad financiera y se exige la participaci�n
de la ciudadan�a en el esclarecimiento publico del caso

4. Robo, ambig�edades y grandes silencios de Lionel Jospin: Frente a
las recientes declaraciones del primer ministro franc�s (a favor de
propiciar la tasa Tobin en los foros internacionales), ATTAC Francia
pone algunas cosas en su lugar.

5. Tasa Tobin: otro camino es posible: Un peque�o empresario italiano
responde en esta columna a las objeciones que un ex funcionario de su
pa�s le pone a la tasa Tobin.

6. No, la mundializaci�n no es "feliz": Bernard Cassen hace lo propio
con Alain Minc, te�rico del liberalismo y ap�stol del librecambio.

7. El fin del derrotismo: Dean Baker demuestra que lo �ltimo que
quiere la derecha es verdadera libertad de mercado.

8. C�mo una empresa capitalista capitaliza el anticapitalismo: O de
c�mo la publicidad puede ver una buena oportunidad en el movimiento
anticapitalista mundial.




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1.-  Somos todos piqueteros
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La noche era fr�a pero los �nimos estaban caldeados entre los 15
j�venes decididos a llevar a cabo ese escrache contra las
instituciones financieras de la Argentina.

En medio de la oscuridad c�mplice, los attaquistas se desplazaron
furtivamente hasta la plaza San Mart�n y una vez all�, cada grupo de 3
personas se encamin� hacia su blanco.  Tres bancos privados (Galicia,
Boston, BNL) para denunciar el dominio de las finanzas y su
responsabilidad en la situaci�n del pa�s; un banco p�blico (Naci�n)
para expresarle el apoyo que necesita cuando el FMI exige su
privatizaci�n y una AFJP (Consolidar, del grupo BBVA) para que se
hable sobre los fondos de pensi�n y su inefable contribuci�n al
d�ficit que tiene que llegar a cero pero sin tocar las prebendas de
siempre.

La operaci�n fue r�pida y limpia: en quince minutos todos estaban de
vuelta en el punto de partida y los medios de comunicaci�n eran
alertados del ataque.  Los fot�grafos pudieron encontrarse al llegar
con las siguientes inscripciones (todas firmadas por ATTAC Mendoza):

- Los mercados tienen nombre, apellido y cuentas en las Islas Caim�n.
- Escasany: somos todos piqueteros.
- La Argentina ser� feliz cuando el �ltimo banquero sea colgado con
las tripas del �ltimo aliancista.
- Todos los cerdos son iguales pero algunos cerdos son m�s iguales que
otros.
- Joven argentino: el trabajo precario no tiene por qu� ser la regla.
- Ileg�tima, injusta e impagable es la deuda que nos dejaron los
inicuos idiotas irresponsables.
- �Para ser competitivos tenemos que renunciar a la salud, a la
educaci�n y al trabajo'
- 55 ni�os menores de un a�o mueren cada d�a en la Argentina por
causas evitables: ninguno de ellos se apellida Escasany ni Cavallo.
- Argentina: pa�s rico lleno de gente empobrecida

Por la ma�ana, algunas radios comentaron el incidente.  El mi�rcoles
siguiente, s�lo un diario recogi� brevemente la noticia y decidi� no
publicar fotos.  Sin embargo, el escrache fue importante y todos los
que madrugaron el martes pudieron llegar antes de que los gerentes
decidieran limpiar las paredes.  Si fuera tan f�cil limpiar su
imagen....
ATTAC Mendoza (Argentina) [email protected]


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2.- Las preguntas de Do�a Rosa
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Durante la d�cada menemista no todo fue champ�n, golf y ferraris.
Hubo propaganda del r�gimen, y mucha.  Cierto periodista pol�tico cre�
un personaje que (supuestamente) representaba al ciudadano com�n y lo
bautiz� Do�a Rosa.

Como ejercicio, imaginamos qu� preguntar�a Do�a Rosa si no estuviese
sumida en una profunda depresi�n porque sus hijos se fueron a Espa�a
en busca de un mejor futuro o si no hubiese muerto porque no pudo
conseguir atenci�n m�dica adecuada con su carnet del PAMI.

1)�Es verdad que el d�ficit cero me va a solucionar los problemas? �No
era que el Plan Brady, la Convertibilidad, el Blindaje, el Megacanje y
otros engendros que empiezan con may�sculas lo iban a hacer mucho
antes?

2)�Es cierto que existe un fallo del Juez Ballesteros que califica a
la deuda externa de ileg�tima y pide que el Senado realice una
auditor�a de la misma?  Si es as�, �por qu� no se apuran a hacerlo
como cuando hay que votar alg�n ajuste?

3)�Yo me beneficio con el pago puntual de los intereses de la deuda
externa?

4)�Por qu� ahora nos acordamos del riesgo pa�s? � A qui�n le interes�
difundir estas dos palabras? Me dijeron que es un mecanismo de
extorsi�n para que yo viva peor �Es cierto?

5)�Por qu� nadie me explica qui�nes financian a los economistas que
nos "aconsejan" y las fundaciones de donde provienen?

6)�Qui�n es el se�or Escasany y por qu� la ministra Bullrich no
pregunta a cu�nto ascienden sus ganancias?

7)�Para qu� sirven los inversores? �Cu�nta plata dejan en el pa�s para
que yo viva mejor?  �Por qu� los seguimos esperando si los que viniero
n contaminaron nuestro medio, dejaron sin trabajo a nuestros seres
queridos, vaciaron nuestras empresas y nos han tomado como
consumidores rehenes?

8) �Por qu� tengo que costear con mi jubilaci�n - y mi futuro- la
transferencia de riqueza a los bancos?
9)�Por qu� siempre escucho los nombres de los sindicalistas que son
funcionales al gobierno y nunca los de los verdaderamente
comprometidos?

10)�Es que acaso no hay filtros entre las operaciones de prensa del
gobierno y las mesas de noticias de los medios?

11) �Por qu� nunca se cuestionan las ganancias de los grupos
econ�micos que funcionan en la provincia a menos que provengan del
grupo de medios que conviene atacar?

12) �La objetividad period�stica, existe?

13) �No estamos haciendo esfuerzos patri�ticos desde hace 200 a�os?
�No es hora de empezar a recibir los frutos? �Ya a fines de milenio,
podremos dejar de obsesionarnos con el fr�o, el hambre y el resguardo
de nuestro cuerpo, como meros animales? �Podremos por fin, comenzar a
construir utop�as, proyectar un futuro cierto, reconocernos como
humanos?

 ATTAC Mendoza [email protected]


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3.- Comunicado de ATTAC Madrid
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ATTAC denuncia el esc�ndalo de Gescartera como un ejemplo de
criminalidad financiera y exige la participaci�n de la ciudadan�a en
el esclarecimiento publico del caso

Attac-Madrid, asociaci�n que tiene como uno de sus fines la lucha
contra el blanqueo de dinero y por la eliminaci�n de los "para�sos
fiscales", considera que el caso Gescartera constituye una
manifestaci�n muy clara de las consecuencias perversas que tiene el
desarrollo, bajo el manto del neoliberalismo, de un capital financiero
al margen de cualquier control y con la complicidad de sectores
vinculados a la alta administraci�n del Estado.

En efecto, la serie de informaciones que se han ido haciendo p�blicas
en las �ltimas semanas confirma que detr�s de este fraude financiero
ha habido la fuga de una cantidad de, al menos, 18.000 millones de
pesetas que posiblemente se encuentren en algunos de los llamados
"para�sos fiscales". El hecho de que una diversidad de grupos y
personas vinculadas a diferentes instituciones y organizaciones haya
optado por invertir en una entidad que ofrec�a intereses desorbitados
y que desde hacia algunos a�os pod�a dar lugar a sospechas fundadas
sobre la procedencia y destino del dinero, lleva a pensar tambi�n en
una connivencia consciente de esos mismos sectores con Gescartera. El
dato de que esta Agencia de Valores fuera presidida por la hermana del
hasta fechas recientes Secretario de Estado de Hacienda supon�a,
adem�s, un aval para los ahorradores y para quienes deseaban canalizar
fondos no declarados al fisco. El retraso, en fin, de la Comisi�n
Nacional del Mercado de Valores en hacer p�blico este esc�ndalo
confirma asimismo las complicidades o/y la pasividad que han podido
existir en las altas esferas del poder.

Por todas esas razones Attac-Madrid valora positivamente la iniciativa
de crear una Comisi�n de Investigaci�n en el Parlamento sobre este
esc�ndalo financiero, tal como ya se ha acordado; pero, dada la
envergadura del caso, considera que desde la sociedad tambi�n deber�a
promoverse una plataforma o comisi�n ciudadana que exigiera una total
transparencia en esa investigaci�n, con el fin de llegar al
esclarecimiento de todas las responsabilidades civiles y pol�ticas y,
sobre todo, adoptar medidas que contribuyan, en el marco de la Uni�n
Europea al menos, a poner un freno radical a la especulaci�n
financiera, al blanqueo de dinero y a la existencia de "para�sos
fiscales".

Junta Rectora de ATTAC-MADRID [email protected]

Madrid, 27 de agosto de 2001


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4.-Robo, ambig�edades y grandes silencios de Lionel Jospin
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Por ATTAC Francia

En el campo de intervenci�n de ATTAC, las declaraciones de Lionel
Jospin (primer ministro franc�s, NDT) no solamente no aportan
respuesta a las preocupaciones de la Asociaci�n, sino que constituyen
una tentativa, supuestamente h�bil, de pretender hacerlo.  No es con
subterfugios de este tipo que el primer ministro convencer� a la
opini�n p�blica de la sinceridad de su "sensibilidad pr�xima a la
preocupaci�n" de los que nos oponemos a la mundializaci�n neoliberal,
como dijo en su entrevista televisada.

1.- Tasa Tobin: el robo

Queriendo dar la impresi�n de ser favorable a la Tasa Tobin, Lionel
Jospin programa su entierro.  Durante la presidencia belga de la UE,
se le propuso la puesta en marcha de la tasa en Europa.  El primer
ministro no dijo nada al respecto y en su lugar sugiri� que la UE
"tome la iniciativa en las instancias internacionales", es decir, que
pate� el tema en direcci�n al Fondo Monetario Internacional (FMI)

Esta posici�n no tiene nada de nuevo pues ya hab�a sido expresada por
Laurent Fabius (ministro de econom�a franc�s, NDT) durante una
entrevista con ATTAC en julio del 2000.

Ahora bien, ni el ministro de econom�a y finanzas ni el jefe del
gobierno pueden ignorar que los Estados Unidos, feroces opositores de
la Tasa, tienen la minor�a de bloqueo en el seno de esta instituci�n.

ATTAC recuerda que la UE, que tiene un peso equivalente a los Estados
Unidos, tiene los medios de instaurar una Zona Tobin en Europa, en
espera de algo mejor.  Renovamos por lo tanto nuestra exigencia de una
toma de posici�n en ese sentido de parte del gobierno franc�s.

2.- OGM : las ambig�edades

Lionel Jospin conden� las acciones de la Conf�d�ration paysanne
(sindicato agr�cola franc�s, NDT) en las que participa ATTAC, contra
los experimentos de OGM (organismos gen�ticamente modificados) en
campo abierto.  Si bien se declar� favorable a un debate sobre este
tema, reafirm� su apoyo a este tipo de experimentos, a pesar de los
peligros que entra�a.  ATTAC reafirma su pedido de moratoria sobre los
experimentos en campo abierto antes de que un debate p�blico riguroso
haga luz sobre todos los problemas que se presentan.  El gobierno debe
aplicar el principio de precauci�n y rehusar los diktats de las
multinacionales para las que la salud humana y la protecci�n del
medioambiente son la menor preocupaci�n.

3.- Regulaci�n internacional: los grandes silencios

Si Lionel Jospin se declara favorable a una "regulaci�n internacional"
, hace silencio sobre una instancia mayor en la materia: la
conferencia ministerial de la OMC que se llevar� a cabo en Qatar en
noviembre.  Hubiera sido interesante conocer la posici�n del gobierno
franc�s sobre la gesti�n que desarrollar� el comisario europeo Pascal
Lamy, que negociar� en nombre de la UE.

La Comisi�n pretende acelerar la liberalizaci�n del comercio mundial y
relanzar en Qatar el ciclo de negociaciones que hab�a fracasado en
Seattle.  Antes de cualquier iniciativa, ATTAC reafirma la exigencia
de un balance, establecido de forma p�blica y contradictoria, de los
seis a�os de liberalizaci�n de intercambios comerciales desde el
nacimiento de la OMC.  El hecho de rehusar obstinadamente este balance
es bastante significativo.

Finalmente, el primer ministro no tiene palabras sobre el contenido de
esta regulaci�n internacional por la cual el pretende "haber luchado"
en las instancias internacionales.  Nos encantar�a conocer los
momentos, lugares y temas de esta "batalla".

Para ATTAC, se trata de luchar contra los mercados financieros
todopoderosos, de fijar l�mites a los derechos derivados de la
propiedad del capital y, para retomar el t�tulo de su universidad de
verano que viene de terminar: contra el dominio de las finanzas
promover una econom�a con finalidad humana.

ATTAC France [email protected]
Paris, 29 de agosto de 2001.


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5.- Tasa Tobin: otro camino es posible
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Por Marco Di Gregorio

En un art�culo del SOLE 24 ORE del 15 de julio, Mario Sarcinelli,
antiguo vicepresidente del Banco Italiano, habla sobre la hip�tesis de
la adopci�n de la Tasa Tobin.  Sarcinelli sostiene que esta tasa no
puede constituir un instrumento eficaz de pol�tica econ�mica y que,
por lo tanto, no puede servir a los Estados a defender mejor su propia
moneda.  Agrega que podr�a constituir una fuente de ingresos, pero que
su adopci�n ser�a compleja y de una eficacia improbable, dada las
inestabilidad de la base imponible.  En su an�lisis, Sarcinelli elige
no incluir el tema de si la especulaci�n financiera es o no �til al
sistema econ�mico.  Sin embargo, es una cuesti�n importante para poder
determinar en qu� medida la adopci�n de una tasa como �sta podr�a
mejorar o empeorar el sistema econ�mico de cada Estado y el sistema de
intercambios.  Dif�cilmente se puede sostener que la especulaci�n es
un instrumento �til a los ciudadanos, a las empresas o a la econom�a
de un pa�s.  La especulaci�n (para la Tasa Tobin, todas las
transacciones de duraci�n inferior a 30 d�as entrar�an en esta
categor�a) no produce riqueza, sino que la transfiere.  Y la
transfiere exclusivamente en direcci�n de aqu�llos que pueden efectuar
esta operaci�n de manera profesional, es decir, de los
establecimientos financieros.  El sistema de producci�n no tiene
ciertamente necesidad de la especulaci�n; por otra parte, debido a su
imprevisibilidad, �sta puede inclusiva arruinar algunos proyectos
complejos.  La especulaci�n puede llevar a la quiebra a una empresa
tanto como dejar a un Estado en crisis.  En el primer caso, los
efectos conciernen a miles de personas; en el segundo, a centenas de
millones.  Y si es verdad, como dice Sarcinelli, que los especuladores
act�an sobre la base de datos econ�micos, tambi�n es cierto que los
efectos de sus actividades pueden prevalecer sobre la realidad
econ�mica cualquiera que �sta sea; a menos que nos rehusemos a creer
que la econom�a de un Estado pueda perder en una semana el 90% de su
valor.

Volvamos a las objeciones a la puesta en marcha de la tasa Tobin.
Para Sarcinelli, �sta no podr�a ser un instrumento de pol�tica
econ�mica puesto que la tasa de imposici�n (sea del 0,1 o del 0,25%)
ser�a insuficiente para asustar a los especuladores y permitirle a los
Estados un control importante de su propia moneda.  No tengo a mano
las estad�sticas sobre los m�rgenes de maniobra con que operan los
especuladores, pero estos m�rgenes son casi siempre del orden de las
cent�simas o de las d�cimas de punto, y por lo tanto de una escala tal
que se ver�n afectadas por una "penalizaci�n", inclusive de una d�cima
de punto.  Es interesante detenerse un instante sobre las objeciones a
la tasa como fuente de ingresos.  La primera se refiere a la posible
migraci�n hacia sitios fiscales m�s acogedores.  Esto se aplica a
todas las pol�ticas fiscales y a los para�sos relativos.  Los que
quieran y puedan recurrir a esta evasi�n "legalizada", lo hacen
actualmente.  Porque si un impuesto del 12,5% sobre los beneficios no
ha matado el mercado italiano de valores mobiliarios, no ser� una tasa
del 0,1 o del 0,25% la que lo har�.  El mismo Sarcinelli sostiene que
"ning�n especulador que espera ganancias elevadas con un bajo nivel de
probabilidad se dejar� impresionar por una tasa de imposici�n del
0,25%".  Las dificultades t�cnicas con irrisorias vista la evoluci�n
de las t�cnicas inform�ticas que permiten f�cilmente adjuntar una
especie de "anillo electr�nico" de 30 d�as de duraci�n a las
transacciones que se realizan �nicamente por v�a telem�tica.

Otra objeci�n de dif�cil comprensi�n: la informatizaci�n, declara
Sarcinelli que cita el BRI (Banco de Pagos Internacionales), ser�a el
origen de la "ca�da del n�mero de transacciones", causando quiz� "una
reducci�n de liquidez y un aumento de la volatilidad".   �Podr�a ser
que los nuevos sistemas de control hagan m�s dif�cil el "blanqueo de
dinero" de la econom�a subterr�nea  a trav�s de los mercados?
Sarcinelli pone en duda la capacidad de los Estados de ponerse de
acuerdo sobre la adopci�n de la Tasa.  Tiene raz�n en este punto.
Pero, como �l mismo lo reconoce, la tasa Tobin es quiz� el primer
impuesto que no s�lo no pagan sino que tambi�n reclaman centenas de
miles de personas.   Su adopci�n tendr�a consecuencias no s�lo
econ�micas, sino tambi�n pol�ticas.  �Pi�nsenlo!  �Simples ciudadanos
logrando obtener un cambio fundamental en la forma en que el dinero es
utilizado e intercambiado!  No se me ocurre nada m�s revolucionario.

Pero lo que m�s discutimos es la conclusi�n de Sarcinelli.  Puesto que
no conocemos sobre qu� sumas el impuesto va a actuar, no podemos
calcular sus resultados.  �Y qu�?  No se trata de alimentar un
presupuesto de gastos ya definidos, sino de conseguir fondos que ni
los Estados ni las compa��as han logrado hasta aqu� obtener.
Sarcinelli recuerda que una imposici�n del 0,1% sobre las operaciones
de cambio producir�a alrededor de 1,6 billones de euros (m�s o menos
el mismo n�mero de d�lares) por a�o.  Imaginemos que s�lo Europa y
Jap�n adhiriesen y que, debido al impuesto, las transacciones se
reducen a la mitad.  Aun as�, quedar�an 388000 millones de euros por
a�o, m�s de lo que los pa�ses ricos env�an cada a�o a los m�s pobres,
100 veces el presupuesto anual de la ONU.  �Tendr� Sarcinelli una
mejor idea?

Marco Di Gregorio, empresario y adherente de Attac Italia.
http://attac.it  [email protected]


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6.- No, la mundializaci�n no es "feliz"
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Por Bernard Cassen

Al leer la columna que acaba de publicar el presidente de AM Conseil
(Le Monde, 17 de agosto), podr�amos pensar que la "patria liberal"
est� verdaderamente en peligro.  Tambi�n, luego de haber designado a
los culpables de conspiraci�n con el enemigo "antimundialista" -
Jacques Chirac, Lionel Jospin, Fran�ois Hollande, Bernard Henry-L�vy -
nuestro caballero blanco se dirige solitario a la l�nea de frente
desertada por estos generales pusil�nimes.  �Armado con qu�?  Con una
argumentaci�n de siete puntos, uno de cuyos objetivos es justificar
retrospectivamente una f�rmula, la "mundializaci�n feliz" que hab�a
hecho re�r en su tiempo (1997) pero que actualmente no deja margen a
la risa.

Si, en lugar de solamente "dar consejos", Alain Minc aceptase algunos,
podr�amos sugerirle que se esfuerce por documentarse m�s rigurosamente
y sobre todo, que lea atentamente esto que, para �l, deber�a ser una
referencia privilegiada: la prensa financiera anglosajones, donde el
discurso del "persiste y pers�gnate" sobre la mundializaci�n no va
m�s.  Es cierto que esta prensa se dirige a gente deseosa de obtener
la mayor rentabilidad de su dinero: esperan datos verificados,
evaluaciones serias de los riesgos y de las relaciones de fuerza y no
de mantras ideol�gicos que levitan sobre la realidad.  Por lo tanto,
exploraremos ampliamente estas fuentes confiables para responder a las
"verdades" de nuestro panfletario.

Pero antes, tranquilic�mosle: ninguna de las personalidades que �l
cita puede ser acusada de "capitulaci�n" ante los "h�roes de G�nova".
Cada una de ellas sabe simplemente contar hasta 200 000, n�mero
estimado de los manifestantes en la capital ligura, y, sobretodo en
per�odo pre-electoral, todas saben leer una encuesta: Le Monde del 19
de julio informa que solamente el 1% de las personas interrogadas
piensan que la mundializaci�n liberal beneficia a "todo el mundo",
contra un 55% que estima que los principales beneficiarios son las
empresas multinacionales y un 47% los mercados financieros.  Retomando
la inolvidable frase de Edgar Faure, es el viento de estas cifras
inapelables el que hace girar las veletas, sin importar lo que piensen
en su fuero interno.

Por otra parte, sobre este tema, podr�amos sospechar que desean matar
dos p�jaros de un tiro: por un lado, con fines puramente demag�gicos -
es necesario "permanecer en fase" con la opini�n p�blica - hacer
algunas concesiones puramente verbales a reivindicaciones populares
como la tasa Tobin; por otro, darles el beso de la muerte: despu�s de
haber demostrado su "capacidad de di�logo", "constatar", con l�grimas
de cocodrilo, que, desgraciadamente, no son posibles pero �nicamente
por "razones t�cnicas" (m�todo empleado por Laurent Fabius).  En
cuanto a todos aquellos  en los medios escritos y audiovisuales, que
luego de veinte a�os de predicar los beneficios de la globalizaci�n,
descubren repentinamente los inconvenientes, sin por lo tanto
cuestionar la l�gica del sistema que los produce, tienen todav�a un
largo camino que recorrer para sonar cre�bles.  El movimiento contra
la mundializaci�n liberal se desarroll� a pesar de ellos - y
frecuentemente ante sus sarcasmos - , en la base, entre los ciudadanos
comunes y corrientes y en el terreno asociativo y sindical.  Es as�
que seguir� creciendo.  Ante todos estos posicionamientos
oportunistas, s�lo un ingenuo podr�a ser enga�ado.  �Lo ser� realmente
Alain Minc?

Es tiempo de retomar su argumentaci�n punto por punto.

1.- Ning�n sistema puede vivir sin contradicciones, nos dice,
agregando: "�ramos muchos los que lo presentimos".  �Ah s�?  En el
libro que �l intenta defender e ilustrar ("La mondialisation heureuse"
, NDT), y tras una bella declaraci�n de principios - "ya no soporto
las aproximaciones intelectuales" -, nos pareci� leer que "todos los
temas de pol�mica se han agotado".  En cuanto a la acusaci�n hecha a
los "anti-mundialistas" de no ofrecer ninguna contra-teor�a al reino
"totalitario" del mercado, le replicaremos: �y qu�?.  Como escribe
Ren� Passet, presidente del Consejo Cient�fico de ATTAC, "los
aficionados a los sistemas perfectos no han sabido traer al mundo m�s
que el pesar y la preocupaci�n".  Esto vale evidentemente, entre
otros, para los integristas del liberalismo.  No disponer de un
peque�o Libro Rojo con todas las respuestas no impide en absoluto
tomar medidas de justicia social que, por lo menos, mejoren las
condiciones de vida de miles de millones de habitantes de nuestro
planeta que viven en el abandono.  La teor�a, de ser necesario, vendr�
m�s tarde.

2. �Ser�n las grandes ONG (Greenpeace, Amnesty International) menos
democr�ticas y transparentes que los gobiernos?  Les dejaremos a ellas
explicar por s� mismas su funcionamiento, pero le se�alaremos a Alain
Minc que el movimiento contra la mundializaci�n liberal no se reduce
de ning�n modo a media docena de mastodontes asociativos, ninguno de
los cuales, por cierto, estaba presente en G�nova: est� hecho de
decenas de miles de movimientos, sindicatos y partidos de todos los
tama�os, con ra�ces en las luchas sociales y ciudadanas de los cuatro
costados del mundo.  Por nuestra parte, jamas pretendimos que una
asociaci�n fuese en s� misma m�s leg�tima que una asamblea o un
gobierno democr�ticamente electo, o que representase a m�s gente que
el abanico de sus miembros.  Pero ya que estamos, �cu�l es la
legitimidad democr�tica de un gobierno que viola abiertamente sus
compromisos electorales, o en el que los partidos que lo sostienen se
abstienen cuidadosamente de mencionar en sus programas temas que saben
que son decisivos?  As�, en Francia, �se conoce a alg�n candidato de
la izquierda plural que haya hecho campa�a en 1997 por la
privatizaci�n de France T�l�com o que haya apoyado la "liberalizaci�n"
de los servicios p�blicos impulsada por la Comisi�n Europea?

3.-Henos aqu� acusados de rehusar toda regulaci�n internacional bajo
el pretexto de que habr�amos manifestado en Seattle contra la OMC o en
Praga contra el FMI y el Banco Mundial.  Lo que cuestionamos no es la
existencia de un organismo multilateral, es la pol�tica que lleva
adelante y su inscripci�n en una jerarqu�a de normas.  Rehusamos,
efectivamente, que el librecambio sea considerado como un valor
superior al respeto de las derechos humanos, sociales, ambientales y
culturales.  Le negamos por lo tanto a la OMC la capacidad jur�dica de
obligar a los europeos a importar carne con hormonas estadounidense
(que, en virtud del principio de precauci�n, ellos prohiben en su pa�s
desde hace 12 a�os), bajo amenaza de sanciones comerciales de 117
millones de d�lares por a�o.  Para tomar otro ejemplo, estamos en
total desacuerdo con los programas de ajuste estructural del Banco
Mundial y del Fondo y con las "condiciones" (privatizaciones,
supresi�n de subvenciones a los productos de primera necesidad, cortes
en los presupuestos de educaci�n, salud, etc.) que ellos imponen a los
pa�ses al borde de la asfixia.  No es la presencia de un �rbitro lo
que ponemos sobre el tapete, todo lo contrario, sino el reglamento que
�ste aplica.

4.-Puesto que los gobiernos de los pa�ses del tercer mundo no se
adhieren oficialmente al combate "antimundialista", ser�amos los
enemigos de los pobres y Jos� Bov� el enterrador de la peque�a
agricultura india y senegalesa.  Si el presidente de AM Conseil
saliera de tanto en tanto del Hex�gono (Francia, NDT), sabr�a que la
mayor parte de estos gobiernos no tienen los medios para oponerse a
los diktats de Washington que, FMI o BM mediante, controla la canilla
de los cr�ditos internacionales.  Y que un buen n�mero de estos
gobiernos - como ocurri� en Seattle - cuentan discretamente con las
ONG del Norte para ayudarles a salir del t�te-�-t�te con las potencias
dominantes y para proporcionales una contraprueba.  Y esto es a�n m�s
pronunciado si tomamos en cuenta que la mayor parte de las fuerzas
vivas de sus sociedades son masivamente hostiles a la globalizaci�n
que las del Norte.  En Argentina y en el Brasil, por ejemplo, el
movimiento ATTAC comprende, entre sus componentes, no s�lo sindicatos,
sino tambi�n representantes de las pymes.

En cuanto a Jos� Bov�, la prensa ya mencion� el caluroso recibimiento
que le dieron los peque�os campesinos durante su viaje a la India y el
autor de estas l�neas pudo medir en Porto Alegre, Brasil, la audiencia
de la Conf�d�ration paysanne en el seno de la organizaci�n V�a
Campesina que agrupa alrededor de 70 sindicatos y movimientos
campesinos del mundo entero, mayoritariamente del Sur.  Desde su
escritorio parisino, �el se�or Minc est� m�s calificado que los
interesados para decidir qu� es bueno o no para ellos?

5. Por una vez, nos pondremos de acuerdo con nuestro interlocutor:
�que viva la autosuficiencia alimentaria de la China y de la India!
Aunque no le guste a la OMC, y en nombre de la seguridad alimentaria,
le propondremos inclusive (�juntos?) extenderla a todas las regiones
del mundo a fin de evitar los azares (o los chantajes) de los mercados
agr�colas internacionales.  En cambio, es necesario enviar
fraternalmente a nuestro ocasional compa�ero de ruta a que estudie las
condiciones hist�ricas de despegue industrial del mundo asi�tico.
Este despegue le debe inicialmente todo a los principios que �l
cuestiona: protecci�n del mercado interior, subvenciones p�blicas
permitiendo las exportaciones a precio de dumping (lo que sigue siendo
v�lido para la construcci�n naval en Corea), represi�n o prohibici�n
de los sindicatos independientes, autoritarismo pol�tico e incluso
dictadura, etc.  �Son estas recetas recomendables a los pa�ses
"emergentes"?

6. �Verdaderamente corajuda, por los tiempos que corren, esta apolog�a
de la especulaci�n financiera y de los planes de ajuste y
reestructuraci�n!  Incluso en la OCDE, en el FMI y en el BM, tras las
crisis asi�ticas, rusa, brasile�a, ya no se estila predicar tan fuerte
por la libertad total de circulaci�n de capitales.  La duda se ha
instalado en algunos responsables.  Pero no en Alain Minc.  Para
probar sus certezas al respecto, le haremos una pregunta sencilla:
�c�mo explica que Malasia, que tras el sismo financiero de 1997 ha
instaurado esto que el FMI y Ud. abominan, el control de cambios -es
decir la instauraci�n de visas de entrada y de salida de capitales
extranjeros-  sea el pa�s que mejor soport� la crisis asi�tica
mientras que la Argentina, alumno modelo del FMI, est� al borde del
colapso?  El caso argentino es, en efecto, ejemplar de la falla total
de los dogmas liberales: privatizaciones masivas, apertura sin l�mite
a los capitales, a los bienes y servicios extranjeros,
desmantelamiento de los servicios p�blicos.  En diez a�os la deuda
externa se ha triplicado y la sociedad, anta�o estructurada en torno a
una fuerte clase media, est� en v�as de desintegraci�n.

7. Sobre la tasa Tobin, todo mal, se�or Minc, le han informado mal.
No solamente James Tobin, contrariamente a lo que Ud. piensa, no
reniega en absoluto de su idea, sino que, en numerosas entrevistas con
las prensa (particularmente en Francia), ha recordado su pertinencia.
Al parecer tampoco se le inform� que este impuesto no afecta m�s que
un �nico compartimento de la actividad especulativa, las transacciones
en los mercados de divisas, y no sobre el conjunto de los movimientos
de capitales.  No tendr�a ninguna incidencia sobre las tasas de
inter�s, que se fijan a partir de otros par�metros.  Los que especulan
sobre las monedas, ganar�an simplemente menos dinero.  Es lo que ha
comprendido perfectamente el megaespeculador George Soros, favorable a
la aplicaci�n del impuesto: prefiere poder ejercer su actividad
predadora de manera un poco menos remuneradora pero durante m�s
tiempo.  Teme que, por sus excesos, sus cong�neres "maten el animal" -
el sistema financiero internacional - que les alimenta abundantemente.
Lo que precede muestra que el impuesto Tobin, lo que recuerda
frecuentemente su creador, no tiene nada de revolucionario.  Pero
tendr�a de todas maneras dos virtudes para nosotros: primero, recaudar
sumas importantes - entre algunas decenas y algunas centenas de miles
de millones de euros - para las innumerables necesidades del mundo en
sufrimiento (acceso al agua, a la vivienda, lucha contra las
pandemias, etc.)  Y luego, mostrarle a las finanzas internacionales -
imponi�ndole una tasa - que la pol�tica, es decir Ud. y yo, comienza a
retomar el control sobre ellas.  Es esta dimensi�n la que constituye
el verdadero punto de bloqueo para los financistas y los gobiernos que
les profesan su devoci�n y, en este punto, Ud. tiene raz�n: la
instauraci�n de la tasa no nos dejar�a de ning�n modo "en paz".
Tenemos bastante m�s que pedir para, finalmente, poner la econom�a y
las finanzas al servicio del hombre y no a la inversa como sucede
actualmente.

Bernard Cassen


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7.- El fin del derrotismo
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Por Dean Baker

�Cu�l es la diferencia entre conservadores y progresistas?  Los
conservadores apoyan el libre mercado mientras que  los progresistas
preconizan las soluciones gubernamentales a los problemas sociales,
�no es cierto?  Falso.  A los conservadores les gusta tanto el
gobierno como a los progresistas, pero no hacen demasiada publicidad
de esto.  En realidad, los conservadores desean que el gobierno modele
los mercados de forma tal que �stos aseguren beneficios a las empresas
y un alto nivel de ingresos a las personas ricas, en lugar de
utilizarlos para asegurar un nivel de vida decente para todos.

Por ejemplo, en lo que respecta a las ondas y a las patentes, los
conservadores esperan que el gobierno les otorgue derechos exclusivos
y detenga a los competidores.  Aun en la reciente batalla sobre la
seguridad social, los conservadores no propusieron una soluci�n
mercantilista; prefirieron defender una medida "de ahorro obligado por
el Estado" que dejar�a el ahorro de los ciudadanos bajo control de la
industria financiera.  En ninguno de estos temas los conservadores
buscan una soluci�n de mercado.  Las pol�ticas que desean necesitan
m�s bien una acci�n gubernamental a gran escala sobre los mercados.
Ellos disimulan este hecho en su ret�rica, pretendiendo desear
simplemente que los mercados puedan por fin obrar de manera
independiente.

Desgraciadamente, los progresistas aceptaron generalmente de entrada
la descripci�n que de ellos hizo la derecha.  Cuando el libre mercado
es descrito como la soluci�n de los conservadores y el Estado como la
de los progresistas, el debate ideol�gico est� limitado a una falsa
representaci�n.  Los progresistas deben revelar las falsedades
disimuladas en las posiciones conservadores y orientar su programa
como una forma de intervenci�n gubernamental.

Vale la pena examinar de cerca algunos casos en los que la derecha
exigi� la intervenci�n del Estado al mismo tiempo que calific� esta
soluci�n como "natural" o de libre mercado.

LAS ONDAS

Las ondas representan el caso m�s evidente de este problema.  Al
comercializarse las ondas radiales en los a�os 1930, el gobierno
asign� a cada empresa ciertas frecuencias para su uso exclusivo.  La
misma situaci�n tuvo lugar con la atribuci�n de las frecuencias
televisivas en los a�os 1940.

La l�gica de atribuci�n de una frecuencia para su uso exclusivo es
dif�cil de criticar: si m�s de un difusor utiliza la misma frecuencia
en la misma regi�n, ninguno puede ser o�do (o visto) claramente por
los oyentes o telespectadores.  Por el contrario, no hay ninguna buena
raz�n para repartir las ondas de este modo.  Por ejemplo, podr�an
haber sido otorgadas por intervalos dados (bloques horarios)
atribuidos seg�n una loter�a.  Las ondas podr�an tambi�n haber sido
subastadas por un per�odo determinado, sea de una hora o de un a�o.
Considerando el ingreso que no se obtuvo de tal subasta, la
intervenci�n del Estado a favor de los difusores se eleva a decenas de
miles de millones de d�lares cada a�o (este a�o, una subasta de
frecuencias en Alemania para telefon�a celular recolect� m�s de 30 000
millones de d�lares).

Curiosamente, este enorme regalo que el gobierno le hizo a la
industria de las ondas es percibido como un proceso de libre mercado.
Cuando el p�blico pide que se impongan ciertas condiciones a las
frecuencias de difusi�n (como el establecimiento de horarios
infantiles o la presentaci�n de programas de candidatos pol�ticos), se
considera que se trata de un atentado contra el mercado.

Ni los progresistas ni los conservadores desean la anarqu�a que
tendr�a lugar si el Estado abandonase la regulaci�n de las ondas.  Sin
embargo, los progresistas dejaron que la soluci�n preconizada por la
derecha apareciese como una soluci�n de mercado.

� DERECHOS � DE PROPIEDAD INTELECTUAL

Una situaci�n similar existe en lo que concierne a la protecci�n de
patentes y de derechos de autor.  Tal protecci�n es una forma
expl�cita de intervenci�n gubernamental que garantiza al propietario
de la patente el monopolio sobre un producto (o procedimiento)
espec�fico por un per�odo de tiempo determinado.  Est� claro que estas
intervenciones persiguen un objetivo: favorecer la innovaci�n y la
investigaci�n, pero no por ello son menos una forma de intervenci�n.
Sin esto, cualquiera podr�a vender copias de programas de Microsoft o
Viagra, sin tener la autorizaci�n de Microsoft ni de Pfizer y sin
pagarles derechos (royalties).

De hecho, cuando se discute p�blicamente las patentes y los derechos
de autor, generalmente se habla de ellos como "derechos de propiedad
intelectual".  Es como si cuestion�ramos el sistema de salud nacional
realizando un debate sobre la manera de asegurar el "derecho a los
cuidados de salud".  Los conservadores no aceptar�an jam�s que el
debate sea expuesto en estos t�rminos, mientras que los progresistas
reconocen actualmente el argumento aceptando la manera en que se
formula la argumentaci�n.

En el caso de las patentes y los derechos de autor, la terminolog�a de
derechos de propiedad intelectual no hace m�s que debilitar las bases
pol�ticas de los progresistas: complica decididamente la reflexi�n
sobre el tema.  La pregunta que debe formularse es simple: �cu�l es el
mejor modo de incentivar la innovaci�n y la investigaci�n?  Las
patentes y los derechos de autor son una manera de hacerlo pero no la
�nica posibilidad.  Una gran parte de la investigaci�n es hecha por
cient�ficos empleados por las universidades, fundaciones o el mismo
gobierno, y en estos casos la esperanza de obtener dividendos de las
patentes es casi nula.  Del mismo modo, una gran parte del trabajo
creativo, incluyendo la m�sica, la escritura y la producci�n en v�deo
es apoyada por fundaciones, universidades y diversas instituciones.
Los ingresos obtenidos de la protecci�n de los derechos de autor por
estas obras son m�nimos.  No existe ninguna prueba econ�mica que
permita afirmar que el sistema de patentes y de derechos de autor es
el medio m�s eficaz para apoyar la innovaci�n y la creaci�n.

Mientas los conservadores y los economistas de la corriente dominante
atacan el sistema de tarifas aduaneras que hace subir los precios de b
ienes de consumo en un 10% � un 20%, los economistas progresistas no
cuestionan el sistema de patentes y de derechos de autor, y esto aun
si esta forma de proteccionismo puede hacer subir el precio de los
medicamentos en varias decenas por ciento.  La gama de argumentos
econ�micos a favor de la ineficacia de las tarifas aduaneras se aplica
igualmente a las patentes y a los derechos de autor, salvo que la
amplitud de las distorsiones es mucho m�s importante en este �ltimo
caso.

Cuestionar las patentes y los derechos de autor no pone en duda el
hecho de que los individuos deben ser recompensados por su
creatividad.  Esto podr�a ser hecho mediante otros mecanismos.  No se
trata tampoco de debatir el control p�blico o privado.  Correctamente
formulado, el problema se reduce simplemente a la b�squeda de un mejor
m�todo para apoyar la innovaci�n.  Hasta aqu�, la reflexi�n tibia
sobre este tema de parte de los progresistas no ha solamente dado una
ventaja ret�rica a los conservadores: tambi�n ha impedido que el tema
se aborde de forma coherente.

Trabas al debate sobre el comercio

El mismo tipo de confusi�n traba igualmente la expresi�n de puntos de
vista progresistas sobre el comercio.  Los conservadores (y algunos
liberales) dejan entender que la moda es el "librecambio", dejando a
los progresistas arregl�rselas por encontrar justificaciones contra la
nivelaci�n hacia debajo de salarios y de la protecci�n del
medioambiente.  Pero no hay ning�n v�nculo intr�nseco entre los fines
perseguidos por las convenciones comerciales y lo que puede ser
calificado de "librecambio".  Lo que estas convenciones buscan
principalmente es imponer leyes que rijan las inversiones a fin de
facilitar las inversiones estadounidenses en los pa�ses en desarrollo.
El efecto evidente y esperado de estas inversiones es poner a los
obreros americanos en situaci�n de competencia directa con la mano de
obra peor pagada del mundo.

Un acuerdo de "librecambio" podr�a tambi�n ser redactado para
establecer reglas comunes de formaci�n y de permisos de ejercicio para
las profesiones liberales.  Tal acuerdo pondr�a a los m�dicos, a los
abogados y contadores estadounidenses en competencia directa con los
profesionales peor pagados del mundo entero.  En vez de invertir en la
construcci�n de f�bricas en M�xico o China, las cadenas hospitalarias
podr�an invertir en educaci�n en estos pa�ses para despu�s contratar a
los diplomados en los EEUU.  Como los profesionales estadounidenses
ganan bastante m�s que sus pares aun dentro de la OCDE (los m�dicos en
los EEUU ganan m�s del doble que lo que gana la media de sus colegas
en los restantes pa�ses de la OCDE), los tratados de librecambio de
este tipo podr�an potencialmente generar ganancias econ�micas enormes
tanto a los EEUU como a los pa�ses en desarrollo.

Sin embargo, las convenciones comerciales no hacen nada o casi nada
para mejorar la posibilidad de que los profesionales extranjeros
vendan sus servicios en los EEUU.  Esto porque los m�dicos, abogados y
otros profesionales tienen grupos de presi�n poderosos que pueden
impedir este tipo de competencia.

Los progresistas se dejaron encerrar en este discurso aceptando el
marco que se le dio al debate de parte de los conservadores.  Al
aceptar su definici�n de comercio y al buscar luego agregarle normas
de regulaci�n sobre el empleo y el medioambiente, los progresistas
act�an como si las convenciones comerciales pudiesen ser transformadas
de alguna manera en buena pol�tica gracias a algunos cambios.  Esto
equivale, por supuesto, a cerrar los ojos frente al hecho de que el
resultado principal de estas convenciones comerciales ser� el de
reducir los salarios y debilitar las regulaciones ambientales.  Si
estos est�ndares sobre el trabajo y el ambiente pueden mejorar los
da�os causados por estos pactos comerciales, es poco probable que
afecten el hecho de que estos acuerdos continuar�n ejerciendo una
presi�n hacia abajo sobre las condiciones de vida de la mayor parte de
la poblaci�n.

Una aproximaci�n m�s l�gica insistir�a sobre el hecho de que el
librecambio deber�a significar ante todo un libre intercambio de
servicios profesionales.  Hagamos beneficiarios a nuestros m�dicos y a
nuestros abogados de los mismos beneficios de la competencia mundial
que los que ya conocen los trabajadores de la industria
automovil�stica, del acero o de la textil.  Por otra parte, el
librecambio no deber�a significar en absoluto la extensi�n de la
protecci�n de los derechos de autor o de patentes a los pa�ses en
desarrollo.  Estas formas de proteccionismo impondr�n costos enormes a
las naciones en desarrollo y complicar�n su crecimiento al mismo
tiempo que se llevar�n miles de millones de d�lares en royalties y
derechos de licencia.  Adem�s, las protecci�n internacional de las
patentes puede literalmente acarrear muertes: fijar� los precios de
los medicamentos indispensables para salvar vidas humanas a un nivel
que los har� inaccesibles a las poblaciones de los pa�ses en
desarrollo.

La protecci�n de la Seguridad Social

La Seguridad Social ofrece otro ejemplo en el que los progresistas han
aceptado una ret�rica que erosiona su posici�n.  Es particularmente
evidente en lo que concierne a la expresi�n "privatizaci�n".  Nadie
defiende en este debate la privatizaci�n de la Seguridad Social.  Esto
significar�a, al pie de la letra, que la estructura administrativa que
administra el sistema existente ser�a vendida y administrada por una
compa��a privada.  Tampoco hay nadie que defienda seriamente un
sistema sin jubilaciones, en el que los trabajadores ser�an
abandonados a su suerte.

En lugar de esto los conservadores abogan por un sistema de ahorro
dirigido, en el que el gobierno obligar�a a los individuos a invertir
en ciertos tipos de fondos para su jubilaci�n.  Mientras que esto
podr�a hacerse mediante un sistema centralizado, en el que los fondos
ser�an colectados por el gobierno, la mayor parte de los promotores de
cuentas de jubilaci�n individuales imaginan un sistema de cuentas
descentralizado, en el que el gobierno exigir�a a los trabajadores que
conf�en un porcentaje fijo de sus salarios a ciertas compa��as
financieras.  Es igualmente interesante notar que casi todos los
promotores de este sistema defienden la idea de una reglamentaci�n
estricta, de parte del gobierno, para que estos dep�sitos no puedan
ser utilizados sino en inversiones de bajo riesgo.  Estas cuentas
exigen por lo tanto un control gubernamental que va hasta el control
del uso de este dinero.  Este sistema pondr� en las manos de algunas
instituciones financieras, bajo la forma de gastos administrativos,
decenas de miles de millones de d�lares de los contribuyentes cada
a�o.  Esto no tiene nada que ver con un mercado libre.  Si los
progresistas dejan que la derecha pretenda estar proponiendo una
soluci�n de mercado para el problema de la Seguridad Social, es que
renuncian al debate.  Tanto los conservadores como los progresistas
proponen sistemas en los que el gobierno asegura que los trabajadores
vean asegurado un nivel m�nimo de ingresos por su jubilaci�n.  La
verdadera cuesti�n es qu� sistema asegura m�s eficazmente este nivel
m�nimo.

El Consejo de gobernadores del Sistema federal de reserva (Federal
Reserve Board)

Un �ltimo ejemplo que merece ser mencionado es el mercado burs�til.
Cuando ocurri� el crash de 1987, y en otras ocasiones, la Federal
Reserve Board intervino para hacer subir la Bolsa.  Esto no es una
intervenci�n neutra destinada al �nico beneficio de la econom�a.  La
posesi�n de acciones est� fuertemente concentrada en las manos de las
familias m�s ricas de la naci�n.  El 1% de los m�s ricos poseen cerca
del 50% de las acciones en Bolsa y el 10% de los m�s ricos poseen m�s
del 80% de las acciones de propietario individual.  Cuando la Fed
decide apoyar al mercado, en realidad decide transferir riqueza del
resto de la naci�n hacia una minor�a de personas acaudaladas.

A la mayor parte de los progresistas les cuesta reconocer este punto
evidente.  Algunos incluso parecen pensar que una suba de la Bolsa es
buena para la econom�a tomada en su conjunto bajo el pretexto de que
muchas personas de clase media y obrera poseen tambi�n algunas
acciones.  Una analog�a puede aclarar este punto un poco m�s.
Consideremos una reducci�n del impuesto progresivo a las ganancias
sobre todas las franjas de ingresos como la que hizo Reagan en 1981 o
la m�s reciente de Bush.  Aun si muchas familias de clase media pueden
recibir una peque�a cantidad de dinero debido a esta reducci�n, la
mayor parte de los beneficios van al segmento m�s rico de la
poblaci�n.  El ingreso perdido es, obviamente, una p�rdida para el
conjunto de la poblaci�n, y deber� ser compensado por una reducci�n de
los gastos o un aumento de otros impuestos.

Es exactamente la misma l�gica la que se aplica a la Bolsa.  El valor
de las acciones pose�das por los particulares son, de hecho,
reivindicaciones sobre la riqueza de la naci�n.  Mientras mayor es el
valor de las acciones, m�s grande es la proporci�n de la riqueza
nacional controlada por los que poseen acciones.  Las manifestaciones
concretas de esta riqueza se sienten m�s directamente en el precio de
bienes cuya oferta es relativamente estable: m�s claramente en el
sector inmobiliario.  Decenas de millones de familias pagan m�s por su
casa o por un alquiler porque la Bolsa le dio a un peque�o segmento de
la poblaci�n m�s dinero por especular sobre los precios inmobiliarios.
El efecto de aumento de la riqueza de los ricos, debido al mercado
burs�til, sobre las condiciones de vida de las familias de clase media
se sentir� tambi�n de otras maneras, aun si en estos casos es menos
dram�tico.

El monto de riqueza que se ha transferido por el funcionamiento del
mercado burs�til durante la �ltima d�cada es realmente alucinante.  Si
las relaciones actuales de capitalizaci�n de dividendos volviesen a
sus m�nimos hist�ricos, esto destruir�a alrededor de 7 billones de
d�lares de riqueza, o sea unas 500 veces lo que el gobierno federal
gasta actualmente en desarrollo social.  Las pol�ticas de la Federal
Reserve Board durante los �ltimos 20 a�os - sobre todo durante su
intervenci�n tras el crash de 1987 - han ayudado a instituir esta
transferencia de riqueza hacia los m�s ricos.  El hecho de que algunos
progresistas hayan incluso aplaudido esta progresi�n del mercado
burs�til muestra hasta qu� punto nuestra ret�rica nos ha desorientado
completamente.

Es probable que la burbuja burs�til termine por explotar y que esta
evoluci�n se invierta.  Falta ver c�mo la din�mica del crash se
desarrollar� y qui�nes terminar�n por ser los grandes perdedores.  Es
razonable pensar que los inversores m�s ricos habr�n retirado su
dinero del mercado a niveles pr�ximos a los de los picos de m�xima,
dejando que los fondos de pensiones y las familias menos opulentas se
repartan las p�rdidas.

La inevitable aproximaci�n natural

Existen numerosos ejemplos de situaciones en que los beneficios de las
empresas o de los altos ingresos son fundamentalmente dependientes de
las intervenciones p�blicas sobre el mercado.  De hecho, hay pocos o
ning�n caso en que esto no sea as�.  Pero en casi todos los casos, la
forma que prefiere la derecha para abordar el problema es intentar
hacer creer que estas intervenciones son naturales e inevitables.
Cuando los progresistas aceptan esta definici�n del debate nos dejan
en una posici�n muy desfavorable.

En lugar de esto los progresistas deber�an develar el rol del gobierno
en las soluciones preferidas por la derecha.  Los progresistas
deber�an preguntarse siempre si la intervenci�n del gobierno podr�a
ser organizada para servir mejor a los intereses de la mayor�a.
Finalmente, y esto es lo m�s importante, los progresistas deber�an
dejar de debatir en un escenario arreglado por la derecha.

Dean Baker es codirector del CEPR (Center for Economic and Policy
Research) Publicado en colaboraci�n con el CEPR www.cepr.net
Publicado anteriormente en www.tompaine.com
ATTAC Newsletter 92 [email protected]


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8.- C�mo una empresa capitalista capitaliza el anticapitalismo
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La turba iracunda se hab�a reunido en la estaci�n de trenes y
distribu�an panfletos y gritaban contra la injusticia de una Sociedad.
Hab�an autoadhesivos en los carteles indicadores que exhib�an un sitio
de internet feroz.  Esta Sociedad era el blanco frecuente de los
activistas: Nike.

�Qu� grupo que hab�a organizado esta campa�a contra-publicitaria con
rasgos de guerrilla?  Nike mismo.

La reciente campa�a publicitaria de Nike en el campeonato de f�tbol
australiano se apropi� de las t�cnicas y el estilo que se utilizan
contra la compa��a.  Al igual que sus opositores, la campa�a hab�a
llenado los afiches publicitarios de autoadhesivos en los que se pod�a
leer "Mr Tecnolog�a no es honesto".  Incluso hab�a creado un falso
grupo de protesta llamado Hinchas por un F�tbol m�s Limpio.  Pero
estos "activistas" aseguraban que los calzados que Nike fabrica le dan
a sus usuarios una ventaja injusta.  Seg�n el director de la campa�a,
"sin que Nike haya debido cambiar sus pr�cticas sociales, pudo
burlarse de las cr�ticas".

Es la vieja historia de las sociedades de marketing que incorporan a
los movimientos culturales.  Existe sin embargo una modificaci�n pues
Nike trata de capitalizar el movimiento contra el capitalismo.

�Doscientas y tantas personas con capuchas negras que recuerdan a los
Black Bloc en los noticieros centrales es mejor que MTV y todos los
reality shows juntos!  Las manifestaciones de Seattle, Quebec o G�nova
han dejado cierto malestar en la franja de los 18-35 a�os, el p�blico
sobre el que la polic�a disparaba es precisamente el mismo al que
apuntan los publicistas.

Los verdaderos activistas no perdieron tiempo.  Inmediatamente
pintaron los afiches con inscripciones como "$1,25 de salario por d�a:
no es muy honesto se�or Nike" y "100% esclavos en el trabajo".  El
sitio de los Hinchas no resisti� m�s que dos d�as.

A pesar de que las tentativas para apropiarse de los m�todos de sus
oponentes son cada vez m�s desesperadas, no hay que esperar el fin de
las mismas.  Y esto es as� porque el movimiento amenaza seriamente su
imagen de marca omnipotente.  (A.Rebensdorf, extracto de AlterNet
7/08/2.001)





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