inventivasocial on Mon, 2 Feb 2004 01:15:34 +0100 (CET) |
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[nettime-lat] PARA VOLVER A LA HISTORIA |
1.Para volver a la Historia* En la alcantarilla no hay una rosa, ni un samovar ni la memoria de una estrella, ni siquiera un mantel a cuadros. Hay s�lo un reloj descuartizado, brillante e in�til; como es in�til el tiempo cuando se estanca. Record� en Berl�n un lugar de un fr�o despojado e inmenso. Descampado desierto de muros ca�dos , donde gente como fantasmas vend�a despojos del Ej�rcito Rojo, relojes. El viento infiltraba fr�o sobre la piel sin piedad ,sin construcciones, sin el amparo de los bares de Praga con su promesa caliente de caf�, sin l�minas ni representaciones . Los objetos que se vend�an estaban deshistorizados, no eran. En mi casa encontr� uno de esos relojes sin desalmar entrelazado con un collar vienes y otros de semillas americanas. No hay que pulverizar la mirada en �ste como con el reloj muerto. �l hab�a consentido relaciones hasta promiscuas pero siempre fruct�feras, se cruzaba en el tiempo con el collar , �Viena vals o div�n ? Se mec�a en las orillas de un gran lago guatemalteco o intimaba en el maravilloso mar de M�xico con gentes de pocas palabras y muchos saberes para la sobrevida. Pienso en los primeros relojes del Ej�rcito Rojo, anteriores al destierro de Trosky y en el pa�s surrealista donde se ampar�, tan Bret�n , tan Khalo , tan hermoso de p�jaros mitol�gicos que copulan y ofrecen refugio a los perseguidos. Pa�s de indios de pies como una gran herida desnuda. De poetas con pasamonta�as y puertos para el deseo escondido de una luz azul. Le pido a sus dioses mayas y m�ltiples, que me alivien del fr�o del tiempo muerto en la alcantarilla y de la desprotecci�n de haber estado en invierno en el cruce sin cantos ni cuentos de las grandes avenidas vac�as de Berl�n donde antes desfilaban los nazis y despu�s unas pobres gentes descuartizaron deshechos de la historia. * de Cristina Villanueva. [email protected] 2. El intelectual de derechas* *Subcomandante Marcos Mani�re de voir-Le Monde diplomatique Traducci�n para Rebeli�n de Sim�n Royo La globalizaci�n ha sido posible mediante dos revoluciones: la tecnol�gica y la inform�tica. Y es dirigida por el poder financiero. De la mano, la tecnolog�a y la inform�tica (y con ellas el capital financiero) han hecho desaparecer las distancias y han roto las fronteras. Y hoy es posible tener informaci�n sobre cualquier parte del mundo en cualquier momento. El dinero tiene ahora el don de la ubicuidad, va y viene en forma vertiginosa, como si estuviera en todas partes al mismo tiempo. Y es m�s, el dinero otorga una nueva forma al mundo, la forma de un mercado, de un mega-mercado. Sin embargo, a pesar de la �globalizaci�n� del planeta, o m�s bien precisamente a causa de ella, la homogeneidad est� muy lejos de ser la caracter�stica principal del planeta. El mundo es un archipi�lago, un rompecabezas en el que cada pieza se convierte en otros rompecabezas, por lo que, finalmente, lo �nico realmente globalizado es lo heterog�neo. Por lo que respecta a los intelectuales hay que preguntarse qu� posici�n tienen ante las consecuencias de la globalizaci�n. En resumen, �c�mo se insertan en la globalizaci�n fragmentada? El intelectual critica el inmobilismo, reclama el cambio, el progreso. Siempre se encontrar� inmerso en una sociedad atravesada de enfrentamientos m�ltiples y dividida entre aquellos que utilizan el poder para que las cosas no cambien, y aquellos que luchan por el cambio. Es aqu� donde el intelectual opta, elige, escoge entre su funci�n intelectual y la funci�n que le proponen los actores sociales. Y aparece igualmente aqu� la divisi�n (y la lucha) entre intelectuales progresistas y reaccionarios. El intelectual reaccionario �olvida� su funci�n intelectual, renuncia a la reflexi�n cr�tica, y su memoria se recorta de tal modo que no hay ya pasado ni futuro, el presente y lo inmediato es lo �nico accesible, a su juicio, y por tanto, indiscutibles. La cr�tica del intelectual de izquierdas se ejerce fundamentalmente contra el poder hegem�nico: el de los se�ores del dinero y el de quienes le sirven. En el principio, los grandes intelectuales de la derecha fueron progresistas. Y hablo de los gigantes, no de los enanos. Octavio Paz, el m�s grande intelectual de derechas de los �ltimos a�os en M�xico, declar�: �Vengo de eso que llamamos pensamiento de izquierda. Fue algo muy importante en mi formaci�n. Pero ahora no s�... lo �nico que s� es que mis di�logos -a veces mis discusiones- han tenido lugar con ellos. No tengo gran cosa que decir a los dem�s�. (Braulio Peralta. El poeta en su tierra. Di�logos con Octavio Paz. Ed.Grijalbo. M�xico, 1996). El intelectual progresista se convierte en objeto y objetivo del poder dominante. Objeto a comprar y objetivo a destruir. El intelectual progresista �nace� en medio de este ambiente de seducci�n persecutoria. Algunos se resisten y defienden (casi siempre en solitario; la solidaridad no parece ser la caracter�stica del intelectual progresista), pero los otros, persuadidos de que la globalizaci�n es �inevitable�, buscan entre su bagaje intelectual y siempre encuentran alguna raz�n para legitimar al poder. El sistema les ofrece un c�modo sill�n (a veces bajo la forma de una subvenci�n, de un puesto, de un premio o de alg�n privilegio) a la derecha del Pr�ncipe ayer tan criticado. �Lo inevitable� tiene nombre: �pensamiento �nico� -ya sea como fin de la historia, omnipresencia e omnipotencia del dinero, reemplazo de la pol�tica por la polic�a, el presente como �nico futuro posible, racionalizaci�n de la desigualdad social, justificaci�n de la sobreexplotaci�n de los seres humanos y de los recursos naturales, racismo, intolerancia, guerra. El intelectual de derechas (y ex de izquierda) comprende que ser �moderno� significa cumplir la consigna: �adaptaos o perded vuestros privilegios! No es necesario que el intelectual de derechas sea original, se limita a seguir el pensamiento �nico. Es un pensamiento que tiene sus principales �Fuentes� en el Banco Mundial, en el Fondo Monetario Internacional, en la Organizaci�n para el Comercio y el Desarrollo Econ�mico, en la Organizaci�n Mundial de Comercio, �que, mediante su financiaci�n, enrolan al servicio de sus ideas a trav�s de todo el planeta a numerosos centros de investigaci�n, universidades y fundaciones, los cuales, a su vez, perfilan y difunden la buena nueva� (Ignacio Ramonet, La pens�e unique. Le Monde diplomatique, janvier 1995). Lejos de la reflexi�n, del pensamiento cr�tico, los intelectuales de derecha se convierten en ecos de los mensajes publicitarios que inundan el mega-mercado de la globalizaci�n fragmentada. Adquieren nuevas �virtudes�: una audaz cobard�a y una profunda banalidad. Ambas brillan en sus �an�lisis� del presente globalizado y en su revisionismo del pasado hist�rico. Las torres de cristal blindado de la hegemon�a del dinero les protege. La derecha intelectual es particularmente sectaria y beneficiaria del respaldo de ciertos medios de comunicaci�n y de ciertos gobiernos. Hacerse meritorio de los favores del Pr�ncipe no es f�cil, hay que renunciar a la imaginaci�n cr�tica y a la autocr�tica, a la inteligencia, a la argumentaci�n, a la reflexi�n, y optar por el nuevo dogma: la teolog�a neoliberal. La globalizaci�n se vende como el mejor de los mundos posibles, pero puesto que carece de ejemplos concretos de sus ventajas para la humanidad, tiene que recurrir a la fe y a los dogmas neoliberales. Los te�logos neoliberales denuncian entonces y persiguen a los �herejes�, a los �mensajeros del mal�, es decir, a los intelectuales de izquierdas. �Y qu� mejor forma que acusarlos de �mesianismo�? De �mesianismo trasnochado�. Motivado por cuestionar un presente lleno de libertades, donde cualquiera puede decidir qu� compra, sean art�culos de primera necesidad, ideolog�as o programas pol�ticos. Pero paradoja no perdona. Si es que existe un mesianismo, es el de la derecha intelectual: �El Gran Circo de Intelectuales Neoliberales Qu�micamente Puros o Ex Marxistas Arrepentidos o la Trilateral pueden ser mesi�nicos cuando prefiguran la fatalidad de un universo basado en la verdad �nica, el mercado �nico y el ej�rcito gendarme �nico vigilando el flash que acompa�a la foto final de la Historia tomada ante los mejores paisajes de las mejores sociedades abiertas� (Manuel V�zquez Montalb�n, Panfleto desde el planeta de los simios. Ed.Drakontos. Barcelona, 1995). En la globalizaci�n fragmentada, las sociedades son fundamentalmente sociedades medi�ticas. Los media son el gran espejo, no de lo que una sociedad es, sino de lo que debe aparentar ser. Plena de tautolog�as y evidencias, la sociedad medi�tica es avara en razones y argumentos. Para ella repetir es demostrar. Y esas son las im�genes que se repiten, como �sas im�genes grises de la pantalla global. �Cu�ndo se ha visto que lo visible era igual a lo verdadero? Esos son los �efectos especiales� de la pantalla global. El mundo entero y el saber universal est�n ahora a la mano de cualquiera con una televisi�n o un ordenador port�til. Si quiere recibir legitimaci�n social, el nuevo intelectual de derecha tiene que desempe�ar su funci�n en la era visual; optar por lo directo e inmediato; pasar del signo a la imagen y de la reflexi�n al comentario televisivo. Si en el hipermercado de la globalizaci�n, el Estado-Naci�n se define como una empresa, los gobernantes como gerentes de la sociedad y los ej�rcitos y los polic�as como cuerpos de vigilancia, entonces la derecha intelectual se redefinir� como �rea de Relaciones P�blicas. En otras palabras, a la hora de la globalizaci�n, los intelectuales de derecha son �multiusos�: sepultureros del an�lisis cr�tico y la reflexi�n, malabaristas con las ruedas de molino de la teolog�a neoliberal, apuntadores de gobiernos que olvidan el �script�, comentaristas de lo evidente, defensores de soldados y polic�as, �rbitros que dicen lo �verdadero� o lo �falso� seg�n su conveniencia, guardaespaldas te�ricos del Pr�ncipe, y presentadores de una �nueva historia�. El Pr�ncipe ha dado sus �rdenes: ��Atacadles! �Yo proveer� al ej�rcito de armas y de mass-medias; vosotros de ideas!�. Umberto Eco, en un texto titulado �el fascismo eterno� (incluido en: Umberto Eco, Cinq questions de morale. Grasset, Paris, 2000), proporciona ciertas claves para comprender que el fascismo permanezca latente. Tras advertirnos que el fascismo fue una forma de totalitarismo difuso, define algunas de sus caracter�sticas: rechazo al avance del saber, irracionalismo, criminalizaci�n de la cultura, miedo a la diferencia, racismo, frustraci�n individual o social, xenofobia, elitismo aristocr�tico, machismo, sacrificio individual para el beneficio de la causa, populismo cualitativo difundido por la televisi�n, �neo-lengua� (con l�xico pobre y sintaxis elemental). Estos son los valores que defienden los intelectuales de derecha: �Acaso, hoy casi como ayer, �no se est� utilizando el cansancio democr�tico, la n�usea ante la nada, el desconcierto ante el desorden como aval de una nueva situaci�n hist�rica de excepci�n que requiere un nuevo autoritarismo persuasivo, unificador de la ciudadan�a en clientes y consumidores de un sistema, un mercado, una represi�n centralizada?� (Manuel V�zquez Montalb�n, op cit.). La tarea de los pensadores progresistas, que son los de la esperanza esc�ptica, no es nada f�cil. En su labor intelectual se han dado cuenta del malfuncionamiento de muchas cosas y, nobleza obliga, deben revelarlo, desmontarlo, denunciarlo, comunicarlo. Pero para hacerlo, deben enfrentarse con la teolog�a neoliberal, y detr�s de ella, con los mass media, los bancos, las grandes multinacionales, los ej�rcitos y las polic�as. Y tienen que afrontar todo esto en plena era visual. Esa es su mayor desventaja. Pues han de enfrentarse al poder de la imagen con un �nico recurso, el de la palabra. Su escepticismo frente a lo evidente les ha permitido descubrir la farsa. Y armados con el mismo escepticismo, en sus an�lisis cr�ticos se dedican a desmontar, conceptualmente, la maquina de bellezas virtuales y miserias reales. Art�culo traducido del franc�s: Mani�re de voir 72. Le Nouveau Capitalisme. Le Monde diplomatique, d�cembre 2003-janvier 2004 (Bimestriel): �L'intellectuel de droite�, pp.29-30, Par le Sous-Commandant Marcos. N.T. El presente texto se encuentra incluido en el mucho m�s largo art�culo del Subcomandante Marcos, de abril de 2000, titulado: ��Oximoron! (La derecha intelectual y el fascismo liberal)�. (Accesible a trav�s de Internet). Por lo que puede considerarse el que presentamos como un resumen del mismo. No obstante, hemos encontrado preferible traducir lo publicado en Le Monde diplomatique que reproducir las partes coincidentes del art�culo anterior que hemos mencionado. *fuente: www.rebelion.org -noticia enviada por Jorge Daffra [email protected] 3.La bancarrota de la "izquierda" y sus intelectuales* *Heinz Dieterich Rebeli�n Si George Orwell volviera a escribir su s�tira Rebeli�n en la Granja (Animal Farm), sobre el r�gimen stalinista, pero usando como t�pico la situaci�n de la izquierda contempor�nea y sus intelectuales, diagnosticar�a probablemente que los especimenes dominantes no son los cerdos y los perros, sino los topos y las gallinas. De hecho, una extra�a moda intelectual se ha apoderado de una gran parte de la clase pensante global y de los l�deres de izquierda, que los hace columpiarse con alegre frivolidad entre posiciones de un crudo empirismo decimon�nico y las falacias del posmodernismo reciente, enriquecidos con a�ejas f�rmulas anarquoides y poses de un falso escepticismo agn�stico. La esencia de esa moda es la supuesta imposibilidad de discernir una alternativa sist�mica a la barbarie del capitalismo actual. Inviable el presente, indescifrable (aun) la sociedad postcapitalista del futuro, los foros p�blicos de intelectuales, l�deres pol�ticos y sindicales a nivel nacional, regional y mundiales, se convierten en el equivalente funcional del Muro de las Lamentaciones, que sirve como caja de resonancia a los cantos l�gubres de los protagonistas estelares. La incapacidad de hablar congruentemente del futuro social y organizar las masas en torno a �l, es, por supuesto, objetiva. La ceguera de los, por otra parte, siempre visionarios intelectuales de izquierda y centroizquierda, no es subjetiva. Por lo tanto, un mea culpa no viene al caso. Se quisiera ser un buen intelectual anticapitalista, pero la mala realidad no lo permite. El deseo subjetivo de transformaci�n ---porque nadie con �tica puede ser c�mplice de la barbarie actual--- no se empareja con el paradigma postcapitalista, porque la pobre epistemolog�a cient�fica no da para tanto. La esfinge se ha quedado sin respuestas. Nada en esta performance escenificada se acerca a la honestidad del Edipo. Todo es pose del buf�n teatral. A la pregunta sobre las caracter�sticas que tendr�a la alternativa al neoliberalismo que la docta ignorancia supuestamente est� buscando sin encontrarla, la respuesta es: "No lo tenemos claro. Nosotros supimos resistir al neoliberalismo, pero no somos capaces, hasta ahora, de saber c�mo se sale de este modelo. Sabemos lo que no queremos." La modestia del pluralis majestatis feudal, la regia sustituci�n del yo por el nosotros, viene al caso. Lo que yo no s�, nadie lo sabe. Plantear que la �nica alternativa al caos neoliberal es el socialismo del siglo XXI, son "ampulosidades grandilocuentes", dijo otro protagonista de la Granja Global en uno de los Foros de Porto Alegre, el cual, recalc� no es "un foro para un retorno al pasado... No puedo decir cu�l es la opci�n viable y creo que ni aqu� ni en Davos lo sabemos", pero es "demasiado pronto para formar un programa �nico de acci�n". El movimiento altermundista es un arma que debe ser "afilado" contra el nuevo imperialismo se afirm� en el Foro Social Mundial de Mumbai. Sin embargo, en la horizontalidad del evento no se concretiz� la necesaria configuraci�n paradigm�tica antisist�mica, sino todo qued� parcializado en propuestas keynesianas, posibles protestas contra corporaciones particulares beneficiadas por la invasi�n a Irak, la secularidad de la esfera p�blica, la opresi�n de la mujer, la dignidad multicultural, la preservaci�n ecol�gica y el regreso al socialismo del pasado, entre otros. Es obvio que todos esos t�picos son importantes, pero es igualmente evidente que su dispersi�n har� imposible las soluciones globales y los cambios cualitativos del sistema, que aliviar�an la calidad de vida de las mayor�as. Desde la India a Brasil, Rusia y Alemania, la situaci�n es la misma. El m�s talentoso cr�tico anticapitalista de la Rep�blica Federal de Alemania, Robert Kurz, despu�s de examinar a lo largo de ochocientas p�ginas el sistema en su obra, El libro negro del capitalismo. Canto f�nebre a la econom�a de mercado, llega a la conclusi�n de que es probable que no vaya a haber un "nuevo movimiento de emancipaci�n social". La opci�n de praxis cr�tica en este caso ser�a entonces, una "cultura de la denegaci�n" (Verweigerung) y la conversi�n del ciudadano cr�tico en "emigrante dentro de su propio pa�s". Es decir, una emigraci�n del sujeto hacia su interior. Resume Kurz, resignado, su an�lisis, desplegando una bandera del romanticismo libertario alem�n del siglo XVIII (sic): "las ideas son libres, aunque sea lo �nico libre que queda". La perspectiva del m�s agudo analista antisist�mico alem�n es el regreso a la perspectiva de la Escuela de Frankfurt en su fase de resignaci�n ante la f�rrea y, al parecer, indestructible fuerza y brutalidad de la civilizaci�n del capital, en los a�os sesenta, tal como la expresan Theodor W. Adorno en su Dial�ctica Negativa y Herbert Marcuse en El hombre unidimensional. Ante la pronosticada invencibilidad del sistema solo queda el recurso del dem�crata alem�n ante el nacionalsocialismo: "la emigraci�n interna", la denegaci�n y el sabotaje al sistema. El actual dilema de la izquierda y sus intelectuales resulta, en t�rminos generales, de tres elementos. El primer factor es una falta de conocimiento de la epistemolog�a y metodolog�a cient�fica. La gran mayor�a de los intelectuales renombrados y cuadros dirigentes recibieron su formaci�n intelectual en las ciencias sociales, abogac�a, periodismo, filosof�a, filolog�a o literatura que, sin excepci�n, favorecen el pensamiento ensay�stico en detrimento del rigor anal�tico del protocolo cient�fico y que, adem�s, se destacan, por lo general, de una desligaci�n completa de las ciencias de la naturaleza. A ese iliteratismo epistemol�gico-metodol�gico se une una posici�n de clase privilegiada, que se deriva de su posici�n social que es muy diferente a la situaci�n de las bases sociales. Ese obrerismo aristocr�tico, ya analizado por Friedrich Engels, y las prebendas de los intelectuales, generan en la mayor�a de los casos, la tendencia de priorizar el mantenimiento del status quo, sobre la promoci�n decidida de un proyecto hist�rico antisist�mico, que invariablemente ser� sancionado por el sistema y que hace imposible la coexistencia pac�fica con los amos del capital. El tercer factor del dilema es la estructura oligop�lica del mercado de las ideas y de las innovaciones te�ricas, en el segmento de la cr�tica moderada (centroizquierda) y su segmento marginal, anticapitalista. Ese mercado est� dominado por unos cuantos grandes peri�dicos, portales de internet, editoriales, partidos pol�ticos, Estados progresistas, movimientos sociales e intelectuales org�nicos colectivos e individuales que operan el mercado como los Chief Executive Officers (CEO) operan sus corporaciones transnacionales. Iliterat�smo cient�fico, econom�a pol�tica del liderazgo partidista, sindical, intelectual y de grupos de presi�n, as� como la estructura oligop�lica de la esfera de circulaci�n (mercado) de las ideas, producen, por una parte, la pose del agnosticismo esc�ptico, y por otra, las falsas disyuntivas de transformaci�n del sistema. Un ejemplo de esos falsos dilemas de liberaci�n ha sido expresado recientemente de la siguiente manera. La izquierda ganar�a m�s si emprendiera un estudio paciente de "las complejas y contradictorias realidades de las luchas nacionales y de clase, en vez de embarcarse en grandiosas profec�as globales de largo plazo, desvinculadas de los movimientos populares". La contraposici�n del conocimiento emp�rico de la realidad de lucha a los grandes paradigmas de interpretaci�n, representa un enfoque que corresponde a los niveles de conocimiento epistemol�gico del siglo XVII, no del siglo XXI. Tomarlo en serio, nos condenar�a a navegar entre la Escila del empirismo precient�fico y la Caribdis del postmodernismo. La proposici�n es sin m�rito, por dos razones. Desde hace alg�n tiempo sabemos ya que las inferencias inductivas o la generalizaci�n de las inducciones no pueden aprehender la l�gica de los sistemas din�micos complejos, como son la sociedad global, los bloques regionales de poder y los Estados nacionales. Es por eso, que la idea de elaborar la soluci�n nacional, regional o global al problema capitalista, al estilo de las matriuskas rusa, es apriori equivocada. El segundo polo de la supuesta contradicci�n, la prescripci�n de no caer en "grandiosas profec�as globales de largo plazo", nos regresa bruscamente a la ideolog�a de los "metarelatos" del posmodernismo burgu�s. La alternativa real para el cambio no se encuentra ni en el empirismo populista de los topos, que pretenden que la oreja, que registra el pulso del pueblo, entregar� las terapias de curaci�n, ni en la especulaci�n ut�pica. La alternativa real se encuentra en el procesamiento de la informaci�n emp�rica de los procesos sociales, recabada en contacto directo con las luchas de la gente y sus movimientos de base, dentro del paradigma cient�fico universal del socialismo del siglo XXI, y adecuado regional y nacionalmente en los programas de transici�n para Am�rica Latina, Europa-Norteam�rica, Asia y Afr�ca, y los programas nacionales respectivos; todo esto, en un di�logo constante de aprendizaje mutuo entre ambos sujetos de la transformaci�n. Si se recorre la cortina de humo de la coqueter�a agn�stica y de las falacias metodol�gicas de los l�deres e intelectuales de izquierda, la tarea anticapitalista --- que supuestamente no se puede abordar aun--- pierde todas sus pretendidas inc�gnitas y se evidencia con absoluta claridad. Ser revolucionario siempre ha significado cumplir con tres requisitos: a) tener un Proyecto Hist�rico que demuestre la posibilidad objetiva de sustituir las instituciones del r�gimen establecido con una institucionalidad cualitativamente diferente; b) tener un programa de transici�n que lleve progresivamente a la negaci�n del r�gimen establecido y, c) tener una praxis congruente con ese Nuevo Proyecto Hist�rico (NPH) revolucionario, es decir, actuar en conformidad con el NPH en lo te�rico, pr�ctico y �tico. Dado, que toda persona con sentido com�n entiende que la institucionalidad de la civilizaci�n capitalista se sustenta en tres subsistemas b�sicos ---la econom�a nacional de mercado, la democracia formal-plutocr�tica y el Estado de clase--- toda persona con sentido com�n entiende tambi�n, que ser revolucionario en el a�o 2004, en cuanto a su primer requisito, significa tener o estar elaborando un proyecto hist�rico de sustituci�n de esa institucionalidad trifac�tica burguesa, por la de la democracia participativa postcapitalista. Esa nueva institucionalidad postcapitalista tampoco es un enigma, pese a lo que los or�culos intelectuales del establishment de "izquierda" pretenden hacerle creer a la gente y, particularmente, a la juventud. La Gestalt de la nueva institucionalidad, es decir, sus contenidos y formas, han sido identificados ya de manera cient�fica. Se trata de la econom�a de equivalencias, basada en el valor; de la democracia plebiscitaria-representativa universal y del Estado como ente que "manda obedeciendo" a la volont� gen�rale (voluntad de todos). Si la tarea actual de todo individuo anticapitalista es, por lo tanto, absolutamente clara: �Por qu� "la izquierda" y sus intelectuales no la encaran? �Por qu� repiten en foro tras foro la misma letan�a sobre la maldad del neoliberalismo y se contentan con sus ritualizadas propuestas terape�ticas inspiradas en Keynes, Tobin y Stiglitz? �Por qu� no convierten la realidad capitalista en objeto de transformaci�n antisist�mica, en lugar de mantenerla como muro de lamentaciones? El caso de los topos es muy claro. Muchas veces su anticapitalismo es genuino, pero su falta de formaci�n cient�fica los convierte en predicadores de un arma sin filo. Hay otro grupo de personas subjetivamente honestas que sufren una variante de la ceguera de los topos, al haberse quedado estancados en la teor�a del conocimiento objetivo decimon�nico. La soluci�n al problema de la "filosof�a de la praxis" del siglo XXI es, para ellos, el estudio de las obras completas de Marx/Engels, Lenin, Rosa Luxemburg y, eventualmente, Leon Trotsky. Esa pretensi�n ser�a comparable a una estrategia de investigaci�n en la f�sica y biolog�a contempor�nea, que abandona a Einstein para regresar a Newton, y a Crick y Watson, para retornar a Darwin, para resolver los problemas de la actualidad. Las gallinas, a su vez, son los especimenes m�s despreciables en la Granja de los Animales. Fingen dificultades objetivas que no existen, para encubrir sus intereses reales y mantener su discurso pseudoradical, adecuado a las necesidades de los due�os de la Granja Global. Es tiempo que los dem�s habitantes de la Granja vuelvan en pensar en la rebeli�n. El primer paso consiste en recorrer el velo con el cual las gallinas y los topos confunden los caminos que llevan hacia los perros y cerdos que dominan a la granja. El segundo reside en la destrucci�n de la fortaleza que han levantado. Y el tercero y definitivo radica en la construcci�n de la nueva sociedad en la cual el lema de las bestias dominantes: "Todos los animales son iguales. Algunos son m�s iguales que otros", no ser� m�s que la memoria de un terrible pasado. *fuente: www,rebelion.org Noticia enviada por Jorge Daffra. [email protected] 4. Marlene, la paz y el coimero* *Por Osvaldo Bayer Apenas hace dos d�as una brisa fresca me alegr� el coraz�n y me abri� bien grandes los ojos: s�, s�, el 29 de enero se cumplieron 75 a�os de la aparici�n de Sin novedad en el frente el libro de Erich Mar�a Remarque. El libro esencialmente de la paz, el libro que ense�� al mundo a odiar por siempre a la guerra, a las armas, a los uniformes, a las voces de mando. Erich Mar�a Remarque, un h�roe de los pueblos, que hab�a sido soldado en la Primera Guerra Mundial, hab�a contado los horrores, las miserias, las cobard�as, la irracionalidad, la estupidez de las batallas. Una guerra que les hab�a quitado la vida a millones de j�venes, que les hab�a cercenado las piernas, que los hab�a dejado ciegos, que les hab�a quitado la alegr�a. La tristeza profunda del escritor cuando cuenta el olor a podrido de las trincheras, el cuerpo destrozado de los soldaditos de 17 a�os, las piernas arrancadas, los vientres abiertos, las caras sin ojos. Los curas que bendicen los gritos horribles de los heridos al morir, en vez de reunirse todos con sus cruces en el propio frente e impedir la guerra. El escritor Erich Mar�a Remarque que describi� el miedo de los j�venes ante el ruido de la ametralladora que se acerca, el dolor cuando la r�faga le entra en el vientre y s�lo le quedan segundos para pensar en el ser femenino que lo esperaba, s�, Erich Mar�a Remarque tendr�a que tener un monumento en cada ciudad. El hombre que sinti� el dolor que significa morir por nada. No, pero nosotros tenemos reservados el lugar c�ntrico para monumentos del general Roca, el genocida de los habitantes libres de las pampas libres. �Remarque? No lo conozco. Roca, s� el h�roe de la campa�a del desierto. Estanciero y general. De la estirpe de Ram�n Falc�n, Uriburu, Ongan�a, Videla. Viva la Patria. A Erich Mar�a Remarque, Hitler le quem� todos los libros y le asesin� a su hermana, a su querida hermana Elfriede. Pero no pudo destruir nunca a esa joya de la literatura humana llamada Sin novedad en el frente, a pesar de todos los nazis, fascistas y franquistas del mundo. Se vendieron millones de ejemplares. Fue traducida a la mayor�a de las lenguas. En la Argentina lo edit� la editorial Claridad, ejemplo de conducta y grandeza en la edici�n de libros de la dignidad y el humanismo. Un libro que tendr�amos que volver a leer todos. En tiempos de Bush que bombardea viviendas en Irak y Afganist�n y siempre mata ni�os. Roca. Bush. �Le haremos un monumento? Despu�s de la brisa fresca que me alegr� el coraz�n, leo que se van a destruir las picanas el�ctricas que existen en nuestras c�rceles. �C�mo? �Es un chiste? No, lo reconocen las autoridades oficiales. �Pero qu�, somos c�nicos o tenemos perversos en nuestra vida social? Se nos dice que vivimos en democracia y a una mujer de las humilladas le pegan un tiro en la nuca porque denunci� que la polic�a les cobra coimas. Bien, en una estad�stica reciente de Alemania donde le preguntan al pueblo cu�l es la instituci�n en la que todav�a creen el 81 por ciento respondi�: la polic�a. Parece un chiste alem�n. Pero es cierto, lo que ocurre es que en mayo de 1945 a la polic�a alemana le quitaron todas las picanas el�ctricas. Pero en diciembre de 1983 no pas� lo mismo con la polic�a argentina, la siguieron usando hasta ahora. Y no s�lo la picana. Pero claro, no es todo oro lo que reluce. Aqu�, en Alemania, la moralidad est� bien baja, en las esferas del dinero. �Y si no, c�mo se puede explicar lo de la venta de la empresa germana Mannesmann a la inglesa Vodafone? Se trabaj� de tal manera que se pagaron fuert�simas coimas, perd�n, comisiones, a los altos dirigentes empresariales. Al presidente de la empresa, Klaus Esser, se le dieron 60 millones de euros (que valen m�s que el d�lar) y una pensi�n de 12 mil euros por mes, como coima, para que facilitara la venta. El se ha defendido ante las acusaciones diciendo que �l ha cumplido con su vocaci�n, el comercio, y que no ha sido nada m�s que una forma de comerciar entre p�rdidas para algunos, y ganancias para otros. Los otros directivos, entre ellos Ackermann, del Deutsche Bank, tuvo los mismos argumentos e hizo con los dedos la V de la victoria y re�a con toda la boca como dici�ndole a la gente que estaba en el juzgado: "Gan�, estoy en el juego de la globalizaci�n, y �qu�, ahora me voy a arrepentir?" El m�s complicado de todos es el representante obrero en el directorio, el metal�rgico Klaus Zwickel, que si bien no dio el s� a la venta, se abstuvo, y con esa abstenci�n gan� Vodafone. El representante sindical alem�n pod�a integrar la junta de los Gordos de la CGT argentina, no hay ninguna diferencia. Claro, ahora el problema lo tiene la Justicia porque, dentro del sistema globalizado, una venta as� �no es acaso negocio?, �no se aplican las reglas de juego que rigen en todo el mundo? Fue una operaci�n comercial, con coimas, s�, pero comercial al fin. Bien, c�mo explican esto los maestros a los alumnos, d�nde queda la palabra moral. El ex presidente de la Mannesmann, Dr. Esser, se gana en pocos minutos millones de euros, mientras que a los viejos internados en hogares de ancianos se les suben los precios de los medicamentos y de atenci�n m�dica (porque es una regla del sistema globalizado: las cosas cada vez andan peor). Muy bien, s�, la polic�a anda bien, �pero qu� pasa si un desocupado le grita ladr�n a Klaus Esser y le tira una piedra?: lo llevan preso al desocupado y no al que no le caben ya los billetes en el bolsillo por realizar "una operaci�n comercial". Es incre�ble la capacidad que tiene el capital para inventar lugares neutrales a fin de aumentar las ganancias de los capitanes de la industria o el comercio. Est� el caso en Alemania del administrador de la Central para Desocupados, Florian Gester. (Ahora esas oficinas tienen un nombre m�s adecuado: "Agencia de ocupaciones".) Bien, a Gester se lo acus� de manejarse con demasiados "consejeros privados". Por ejemplo, cuando se presenta un problema no se trata de resolverlo con funcionarios que trabajan all� sino que se recurre a "empresas asesoras", consultings. Se firma un contrato y se esperan los "consejos". Claro, ah� puede producirse la ocasi�n: se contrata a quien m�s "comisi�n" ofrece. En gran parte, estas empresas asesoras son nada m�s que una junta de personas que mantienen relaciones con funcionarios ministeriales conocidos o con gerentes empresarios. En el mundo de los negocios, �es esto inmoral? �O es la manera de que toda la gran maquinaria funcione? �Se puede estar globalizado con una estricta honestidad? No, la honestidad no tiene grandes horizontes para actuar en estos mercados. La polic�a s� dirige bien el tr�nsito, trata bien a los borrachos y le cobra multas a quien escupe en el piso. Para eso est�. Pero, para los grandes negocios, grandes libertades, que vuele la imaginaci�n. Klaus Esser es un nombre con imaginaci�n, que goce pues ahora de sus sesenta millones de euros. Erich Mar�a Remarque comprob� su gran derrota cuando comenz� la Segunda Guerra Mundial, m�s mort�fera, m�s perversa, m�s cruel que la Primera. Como antes, millones de j�venes fueron a perder lo m�s sagrado, la vida, vestidos en uniformes. Erich Mar�a Remarque para olvidar ese nuevo y desgarrante dolor debe haber pensado en los queridos a�os en los que vivi� junto a Marlene Dietrich, el amor en la intimidad. Por lo menos aquellas caricias y aquellas canciones en el o�do. Un placer que el gerente Klaus Esser no va a poder gozar a pesar de sus 60 millones de euros. *publicado en la edici�n del diario P�gina/12 del 31-1-04. www.pagina12.com.ar InventivaSocial Plaza virtual de lectura y escritura Usina de Ideas Publicaci�n electronica gratuita de frecuencia diaria que se recibe por suscripci�n o recomendaci�n de amigos comunes. 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